Historia de Gatitos A Salvo​

Por Teresa Cabrera Hernández

¿Por qué alguien decide llevarse a su casa a un gato de la calle?

Esa pregunta me rondó durante mucho tiempo, especialmente cuando familiares, amigos y conocidos cuestionaban mi decisión de dedicarme a esta labor. Ser rescatista independiente no es un pasatiempo ni un acto impulsivo. Es un compromiso profundo con la vida y dignidad de los animales más vulnerables. Hoy quiero compartir la historia de cómo nació Gatitos a Salvo y cómo esta misión ha transformado mi vida.

Los inicios: una gatita llamada La Ojos

Todo comenzó en 2018, cuando mi mamá se mudó al Ajusco, una zona al sur de la Ciudad de México. Allí me encontré con una realidad desgarradora: calles llenas de animales abandonados, luchando por sobrevivir en medio de la indiferencia. Perros y gatos, especialmente hembras embarazadas, eran una escena común.

Fue entonces cuando conocí a una gatita especial, a quien bauticé como La Ojos por su mirada profunda y delineada. Había algo noble en ella que me conmovió desde el primer momento. Ganarme su confianza no fue fácil, pero lo logré. Desde entonces, cada vez que visitaba a mi mamá, La Ojos me esperaba. Cuando la llamaba, “¡Ojooooos!”, corría hacia mí.

Su ternura rompió cualquier resistencia, incluso la de mi mamá, y pronto me vi alimentándola. Poco después, empecé a notar que otras gatitas tenían crías recién nacidas. No podía quedarme de brazos cruzados viendo tanto sufrimiento. Decidí actuar: capturarlas, esterilizarlas y cuidar de sus bebés.

La labor de un rescatista independiente

Rescatar no es solo recoger un animal de la calle. Implica enfrentar gastos veterinarios, tratamientos, alimentación y ofrecerles un hogar temporal donde puedan sentirse seguros mientras encuentran una familia definitiva. Cada gatito llega marcado por el abandono y el maltrato, y mi misión es devolverles la confianza, el amor y la esperanza que les arrebataron. Es un proceso intenso: curar sus heridas, socializarlos, enseñarles a comer croquetas, usar el arenero y, finalmente, encontrar adoptantes responsables que los amen y respeten.

Momentos que llenan el alma
 

Hay un instante que define cada rescate: después de alimentarlos, bañarlos y envolverlos en una cobija, el gatito, por primera vez, se permite descansar. Se derrumba en un sueño profundo, entendiendo que ya no hay hambre, frío ni miedo. Es en ese momento cuando siento que todo el esfuerzo vale la pena. Estoy regalándoles algo más que alimento: les devuelvo dignidad.

El desafío emocional y el compromiso

Cada adopción trae emociones encontradas. Por un lado, la alegría de saber que tendrán una vida mejor. Por otro, la tristeza de despedirme de ellos. Los recuerdos de sus travesuras —huellas en las paredes, pelos en el sofá, macetas rotas— se quedan conmigo. Confieso que algunos gatitos se han quedado para siempre porque no pude separarme de ellos. A pesar de la dificultad, hago un seguimiento cuidadoso de cada adopción. Ver fotos y videos de los gatitos felices en sus nuevos hogares es mi mayor recompensa.

Conciencia y futuro

Además de rescatar, creo firmemente en educar. La esterilización temprana es fundamental para evitar el abandono y prevenir enfermedades como el cáncer de mama. Los gatos callejeros enfrentan no solo el hambre, sino también el maltrato humano. Por eso, soy rigurosa al seleccionar adoptantes: quiero asegurarme de que nunca vuelvan a sufrir. Desde 2021, hemos encontrado hogares seguros para más de 450 gatos, gracias al esfuerzo conjunto de nuestra comunidad.

Una comunidad unida por el amor felino

Gatitos a Salvo no soy solo yo. Es mi familia, mis amigos, los adoptantes, los veterinarios y todas las personas que comparten esta misión. Desde quienes alimentan a un feral hasta quienes retuitean una publicación, todos forman parte de esta hermosa familia felina

El nacimiento de Gatitos a Salvo A.C.

Con el tiempo y la dedicación, Gatitos a Salvo creció no solo en alcance, sino también en estructura. Hoy me llena de orgullo decir que somos Gatitos a Salvo Asociación Civil (A.C.), legalmente constituida ante notario público. Este paso nos encamina hacia la profesionalización de nuestra labor y nos acerca a convertirnos en una donataria autorizada, lo que permitirá recibir apoyo económico de manera formal y transparente. Aunque este proceso sigue en marcha, ya es un logro significativo que consolida nuestra misión y visión. Ser Gatitos a Salvo A.C. no solo nos da una identidad más sólida, sino que también reafirma nuestro compromiso de seguir luchando por el bienestar de los felinos y garantizar que nuestra labor tenga un impacto sostenible y significativo en el tiempo.

El sueño de un refugio

Nuestro mayor anhelo es tener un refugio dedicado exclusivamente a gatos: un espacio digno donde puedan sanar mientras encuentran una familia que los ame.

Gracias a nuestra familia felina

Cada retuit, cada difusión, cada adopción, cada granito de arena nos acerca más al sueño de que ningún gato tenga que sufrir maltrato o abandono. Gatitos a Salvo no soy solo yo: somos todos los que hemos formado esta familia felina. Y ahora, como Asociación Civil, nuestro compromiso y esperanza son más grandes que nunca. Gracias por ser parte de este recorrido.

Gracias por ser parte de Gatitos a Salvo.

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